lunes, 13 de abril de 2009


Oscuridad y hielo dentro de un cuerpo,

un corazón vacío a las puertas del infierno…

Pútridos sentidos envenenados por la vida,

exasperación al escuchar una tras otra mentira.


Anonimato de la razón, acariciando la locura…
Respirando confusión ante un espiral de preguntas.
Ahogados gritos de soledad aturden el silencio,
gélida roca de impotencia… embriagada de frustración,
en un rincón de su alma observará la detonación…
de su conciencia.


Avanzando pusilánime por los pasillos de su mente
no callan sus demonios, le hostigan
crueles visitantes de voces insistentes,
intoxican sus ideas, lo ven suplicando de rodillas.

Estresantes melodías suenan a cada paso,
acordes que le impregnan una punzante agonía,
dolorosas notas seducen su llanto,
danzando en un compás de sonrisas fingidas…

Enviciado en la tristeza perdió todos sus sueños,
realizó un mal trueque de esperanza por melancolía,
quedándole únicamente hórridos recuerdos,
arrastrando un pasado de angustia y tempestad
del cual no consigue escapar…

Llora, llora para sí y por sí…
frías lágrimas hieren sus mejillas
y se quiebran cual delicados cristales al caer…

Reproduce un sin fin de veces la escena,
convencido de ser lo único que le queda…
¡Es tan vacío su interior!

Punzadas de ira y odio le impiden pensar,
todo está hecho… no hay marcha atrás.

Un último aliento, un último latido,
un último grito de arrepentimiento.
¿Cobardía? ¿Valentía?
Un poco de ambas, y un tanto de ninguna,
simple decisión en un momento sin cordura…