lunes, 29 de octubre de 2012

Y cuando estemos otra vez,
tú, yo, y esas ganas de que todo estalle,
hablando del pueblo, de luchas,
de ese mundo que hay que cambiar,
no por necedad ni nostalgia
sino por responsabilidad histórica,
habríamos de preparar una insurrección
que comience en tu abrazo.

Las miradas se encargarán
de la labor de agitación,
silenciosas y sinceras,
ayudándose de nuestras manos
re-conocerán el terreno
y sabrán ir avanzando.

Luego, armándonos de besos,
quebraremos toda fortaleza
que aún sostengan las dudas,
los miedos o los malos recuerdos,
para tumbarnos desnudos
en la misma barricada.

Y entre gritos, llantos, risas,
lo tomaremos todo,
nos tomaremos todo,
para empezar a construir el mañana,
el nosotros

y juntos, seguir hablando
del pueblo, con el pueblo,
de luchas, en las luchas,
y de ese mundo que hay que cambiar
porque ya hemos cambiado el nuestro


Él es terremoto
en un pequeño mundo.
Aún hoy,
después de tanto,
de tiempo, de llantos, de cuerpos,
sigue estremeciendo
con una palabra, con un abrazo
con esos ojos verdes
transparentes como siempre,
y, como siempre,
sin darse cuenta
de que es terremoto
en un pequeño mundo.

¿cuándo?

¿Cuándo agotamos
de nuestras miradas
esa dulce y apasionada
complicidad?

¿Cuándo olvidaron
tus manos, o las mías,
la forma clandestina
de encontrarse?

¿Cuándo nuestras piernas
debajo de la mesa
dejaron de inquietarse?

¿Cuándo perdonaron
nuestros labios
esos besos con los que
endeudamos tantos días?

¿Cuándo los abrazos
se volvieron distraídos
ante el reclamo del
"te extraño"?

¿Cuándo bebimos
la última gota
del placer compartido,
para buscar otros tragos,
otros sabores?

¿Cuándo cerraré esta puerta
atreviéndome a cambiar
el destinatario de mis versos?