¿Cuándo agotamos
de nuestras miradas
de nuestras miradas
esa dulce y apasionada
complicidad?
¿Cuándo olvidaron
tus manos, o las mías,
la forma clandestina
de encontrarse?
¿Cuándo nuestras piernas
debajo de la mesa
dejaron de inquietarse?
¿Cuándo perdonaron
nuestros labios
esos besos con los que
endeudamos tantos días?
¿Cuándo los abrazos
se volvieron distraídos
ante el reclamo del
"te extraño"?
¿Cuándo bebimos
la última gota
del placer compartido,
para buscar otros tragos,
otros sabores?
¿Cuándo cerraré esta puerta
atreviéndome a cambiar
el destinatario de mis versos?
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