miércoles, 9 de septiembre de 2009

Violencia


Noche pesada,
suspiro de alcohol,
se quiebra otra pieza
de aquel corazón.

Besos con rabia
que exigen calor,
se tragan las lágrimas
de triste sabor.

Caricias en puño,
poesías de dolor,
injurias sin rumbo
que escupe esa voz.

Un cuerpo desnudo
se ahoga en temor
al verse en un mundo
distinto al que soñó.

Sabe que está marchito
eso que llamó amor,
y mirando su reflejo herido
se pregunta cómo sucedió.

Terribles gemidos
explotan en su interior,
pero son sus gritos
olvidados por la cerrazón.

Y todo seguirá así
hasta que ella decida parar,
hasta que se decida a marchar,
para que esos gritos
salgan de la oscuridad.

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