martes, 29 de septiembre de 2009

De los exiliados

Exiliados de la vida
por criterios que no entiendo,
vagamos en subsistencia
sin saber si habrá otro día.

Escuchamos sus discursos
de igualdad y libertad,
mientras nos condenan
-con verdugo-
a pagar por respirar.

Nos damos cuenta,
no es la misma realidad,
a nosotros nos asesinan
con su llamada democracia...
El hambre grita,
el miedo golpea,
y donde debiera haber sonrisas
no encuentras más que miseria.

No importan sus palabras
de reconciliación,
les es fácil hablar
de tener compasión
cuando ellos son los primeros
en cometer la traición.

Nuestras voces exigen
un lugar mejor,
y lanzándonos monedas
creen apagar el terror,
el terror de la desgracia
que está ahí, sin telón,
sin teatro y sin actor.

Exiliados de la vida,
sin alguna posesión,
soportando las heridas,
sosteniendo el corazón...

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