domingo, 6 de enero de 2008

Demencia


Las gotas de sudor resbalan por su rostro,
respira con dificultad... su vista se nubla.
Cae de rodillas y exhala para ahogar las lágrimas...
Su cuerpo tiembla obsecivamente,
se da cuenta de que, en cualquier instante,
perderá el conocimiento.
Sabe que es necesario tranquilizarse...
hace un vano intento en concentrar su mente,
cualquier pensamiento sería reconfortante,
sin embargo, presiente su llegada.

Con un impresionante impulso vuelve a correr...
corre... corre...
por las calles todo es silencioso,
únicamente se escuchan sus desesperados pasos
y su jadeante respirar...

De un momento a otro, distingue una sombra frente a el,
ahí están, de nuevo.
Gesticula sorpresa, terror...
Claramente distingue a su al rederor cierto número de individuos,
todos con el mismo semblante...
sombríos, pálidos y con una maliciosa sonrisa.
Ellos también lo observan.
Tartamudea y da unos cuantos pasos hacia atrás.
Se acercan lenta y decididamente.
¡Basta!, grita.
Uno de ellos deja ver un objeto brillante,
sus vestimentas, manchadas de sangre,
provocan en el una horrible sensación de asco.

Mientras las sombras lo envuelven
una vez más, cae de rodillas...
No alberga ya esperanza, ha muerto en ese lugar,
sólo... levanta la mirada al cielo,
una mirada suplicante que emana sufrimiento.
Solloza y grita con toda la fuerza que aún posee.
En ese instante, médicos y policías se aproximan a el.
No ofrece resistencia alguna pues se encuentra sumido en ese horror.
Es conducido a un hospital psiquiátrico,
dejando en aquel lugar un arma brillante
y llevando consigo ropajes ensangrentados.

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