enamorarse resultó ser
un aleteo de mariposa...
frágil, libre y
casi imperceptible...
cuando quiero, quiero en cientos de colores
y luego sólo queda el melancólico gris
de domingo de lluvia y silencio.
percibo a veces las voces y los abrazos
en el viento que recorre mis venas,
mientras las flores que nacen en mis ojos
aguardan por una caricia que permanezca...
pero ocurre siempre,
que alguien vuela,
(y, casi siempre, soy yo)
y entonces todo se mueve,
y la luna sonríe y se oculta y engorda
todo en un parpadeo,
y la habitación se queda entre fantasmas...
derramo quizá un cristal salado,
y me enamoro de nuevo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario