En el mundo de la dignidad,
vivir es sinónimo de luchar,
se siembra esperanza
se cosecha futuro,
y hay una canción para cada mañana
como una ventana para cada muro.
La memoria es el lente permanente
por el que nos miramos,
vestimos la diferencia
reconociéndonos al desnudo,
y la sonrisa sincera
es el más cálido refugio.
El puño que se alza surge
del encuentro de dos manos
que construyen,
que se escriben en los ojos,
llenos de amor y de rabia,
el motivo que hacía falta.
La luna se bebe a besos,
y el sol arde en cada piel,
nos jugamos todo en un te quiero
olvidando que podemos perder.
En el mundo de la dignidad,
no hay flor que se agache
al morir el día,
el cielo aguarda por nuestro asalto,
las copas se alzan con alegría,
y a media plaza los niños pintando
la nueva historia,
pintando el sueño.
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