Lo siento, hoy viajaré a la luna y no estaré disponible.
Resulta que, de pronto, no sé qué hago aquí.
Extraño tantas cosas y espero tantas otras
que cuando miro mis manos, están vacías.
Luego miro alrededor y, a veces,
no logro distinguir rostros,
ni brazos…
(digo, es que por momentos
sólo quisiera unos brazos…)
Ayer salí a las calles a gritar por quienes están encerrados,
por quienes fueron golpeados, por las mujeres,
por los homosexuales,
porque se reconozca al trabajador como sujeto revolucionario...
y hoy las rejas siguen ahí, las heridas se siguen sumando
igual que los desaparecidos,
no como los salarios, que siguen bajando...
y debo confesar que entre los manifestantes
había realmente pocos obreros...
Lo intento, pero hoy no puedo clamar
revolución.
Es otra de las razones por las que ocultaré mi vergüenza
entre las estrellas.
Tampoco puedo sonreír como otras veces,
el mes de Mayo se vuelve insoportable,
Sobran sentimientos,
como sobran motivos,
pero falta inspiración,
como faltan personas…
Entonces colocaré en mi frente
un pequeño letrerillo que diga algo así como
“cerrado por reparación,
disculpe las molestias”,
mientras yo me distraigo volando algún cometa.
Pero no me voy porque deje de importarme el mundo,
sus luchas y sus sueños,
mucho menos porque me esté dando por vencida,
ni ante los villanos, ni ante las ausencias,
solo necesito observarlo todo un rato
desde arriba, desde lejos…
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