domingo, 8 de noviembre de 2009

El vaso está vacío,
la casa dejó de ser hogar hace tiempo.
No hay más voz que mis reclamos,
ni más ruido que el de los grillos
blasfemando bajo la luna.
Todo es tan frágil,
la esperanza se esfuma
con el humo de un cigarro...
Mando una pieza más a mi
castillo de suspiros y cierro los ojos.

Ahí está de nuevo,
ella, él, lo que sea,
quién terminará con ésto.

Sonrío y todo se consume...

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