Yo hubiera preferido no enamorarme.
Disfrutar de los encuentros ocasionales,
beber el último trago y
arrancarme el frío con otro cuerpo.
Andar sonriendo con besos
de mundos distintos
y hundirme en la carne
sólo por ser carne.
Después de todo también
se encuentra refugio
en la maravilla de tener una mirada
clavada en los pechos
y cientos de historias
para los ratos de respiro.
Lo que digo es que hubiera preferido
vivir el encanto de amar un instante
y luego olvidarme;
reír, mojar mi cabello,
buscar mis zapatos
y luego olvidarme.
Y no. La cosa es ligeramente distinta.
Tu voz, tus manos y tu sexo
vienen cargados de sueños,
de derrotas y esperanzas
que yo quiero compartir,
y no puedo evitar abrazarles tan fuerte
hasta sentir que me penetran
por cada poro de esta piel
desnuda y frágil.
jueves, 9 de julio de 2015
lunes, 6 de julio de 2015
Todos los pueblos contra la "austeridad"
Todo el tiempo, en todo espacio,
esos fueguitos de los que hablaba Galeano
arden con tanta fuerza que nos recuerdan
que la vida está ahí; resistiendo, existiendo,
ondeando con coraje y alegría
sus inmensas ganas de
quebrar con un apabullante NO
los espejismos del dinero y de la sangre,
de alzarse digna y tomar el mundo
-o los mundos del mundo-
y trazar su propio destino.
Todo el tiempo, en todo espacio,
esos fueguitos nos recuerdan
que ni el peso de tanta derrota
nos apaga la esperanza.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)