Es cierto, a veces parece que andamos sobre derrotas, pepenando viejos sueños que no se alcanzaron. Nos llenamos de miedo y de silencio, de hambre y de tristeza, y le contamos a los niños que nos han ganado la guerra.
Pero más allá de la tristeza, está la rabia, y más allá del silencio, nacen las voces de los pueblos, que si cantan juntos, cantan alto. Digo que la historia avanza y empuja y reclama, pero lo hace por los miles que la mueven a ella.
Se trata pues de no pensarnos solos, de mirar al otro, al otro de nuestro tiempo y al otro que ya no está, pero es. Se trata pues de aprender a conocer y re-conocernos, de transformarnos al transformarlo todo.
Y pienso también que la memoria histórica es el grito primigenio, el más doloroso y sangrante, quizá, pero el más puro grito de lucha por la vida, seguro...
(Que esto es una carrera de relevos.)
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