Déjame besar las voces
que desde tu garganta
claman por utopías.
Quedarme a dormir en tus pupilas
cuando las dejes descansar
del dolor del mundo.
Guardar entre mis poros
la fuerza esperanzada que
contiene cada uno de tus dedos
vueltos puño.
Colgar el corazón
en la cabecera de tu cama
para limpiar el miedo y la tristeza
de creernos diminutos y vencidos.
Déjame arrullar tu sueño
con suspiros que nacen abajo,
abajo en nuestros cuerpos
y abajo en nuestra historia.
Y quedarme en tu abrazo
lo que dure esta noche,
que el futuro viene
venciendo incertidumbres,
y yo quiero amarte antes.
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