martes, 22 de febrero de 2011

La luz rebelde se infiltraba entre las hojas hasta acariciar nuestros rostros... Tus ojos, más claros que antes, me explicaban que es cuestión de dignidad, mientras yo sonreía susurrándote un verso que no sé si llegó hasta tí...

En la mesa un puñado de nuevas amistades alzando las cervezas como si llevasen a cabo un ritual; en el viento aún distinguíamos los discursos de unidad y lucha que se empeñan en creer que existen alternativas, y que nos empeñamos en creer que no sólo son discursos; en la memoria dos cuerpos dando vida a lo eterno -que quizá no dure más que algunos instantes-, compartiendo todo aquello que está a su alcance, y que es más de lo que imaginamos, aunque no sea cuantificable; y en el futuro la promesa de que mientras seamos transparentes todo estará bien, de que seguiremos resistiendo pues "no hay de otra" y de que la siguiente ronda irá por nuestra cuenta...

Un muérdago en forma de murciélago, tus manos recibiendo la única flor que consiguió desprenderse del árbol, y la luz rebelde acariciando nuestros rostros deseosos de besarnos...

Ahora estoy segura de que queda mucho por andar...

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