martes, 20 de octubre de 2009


Sembremos pequeñas semillas
en todo posible espacio,
en cada corazón arrojado
al hambre de cada día.

Serán semillas de esperanza
que nos unan en la lucha,
que sueñen en cada luna
con una nueva mañana.

Crecerán pequeñas flores
en los puños que las llevan,
cubrirán ciudades enteras
con su diversidad de colores.

Nacerá un mundo nuevo
bajo el más hermoso árbol,
sin raices de mercado
enalteciendo al hombre
y a sus sentimientos.

Sembremos el camino
que esperamos construir,
arranquemos todos juntos
lo que sólo ha de destruir.

Que broten los frutos
en cada ser y en cada pueblo
que grita, que lucha,
que se ha cansado de tener dueño.

1 comentario:

Inés Caótica dijo...

Este poema es precisamente una semilla dotada de hermosura,
surge del buen sentimiento de ti que eres parte del pueblo.

Sencillamente sincero,
te das a entender perfecto.

Como observación, yo creo que debemos evitar usar la palabra "hombre" para generalizar a la humanidad, aunque por varios siglos se acepta por convención el uso del término. Pero es sólo mi punto de vista.

Un abrazo Fer,
no le hace que me agarres de vez en cuando de tu puerquito jejejejeje