Y de pronto me di cuenta de que nada volvería a ser como antes...
Todo adquiría ahora un nuevo significado, uno mucho más profundo, como el de mis ojos al perderse en los tuyos, o como el mar que baña las costas aún heridas de América, uno más inmenso, como los sentires que se desatan al encontrarse nuestros cuerpos desnudos bajo el cielo que esconde los rostros derrotados de tantos dioses... Un significado que seguiría guardando secretos, como los que de pronto callamos en una sonrisa o en una lágrima, como los que florecen en las selvas habitadas por fantasmas encapuchados con fusiles al hombro cargados de esperanza...
Se habían roto los velos, las distancias, los espejismos... La mentira se volvió tan venenosa que era imposible tragarla, los labios se encontraban, los engranajes chocaban y el telón se venía abajo.
Las calles temblaban bajo un mismo grito y nuestros corazones latían a un mismo ritmo.
Nada volvería a ser como antes. El pueblo había despertado y tú yo estábamos juntos.
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