Las cruces no callan
si no existe la justicia,
hay muertos que no están muertos,
que levantan sus puños
en la primera fila de cada manifestación,
que alzan su voz en cada reclamo,
que brillan en la mirada del pueblo cansado.
El silencio de las tumbas
de quienes mueren luchando
no es silencio,
es ira contenida en cada rostro endurecido,
en cada lágrima desesperada,
en cada cuerpo roto que tirita de frío.
El olvido nunca roza sus palabras,
pues hay quienes con ellas riegan sueños
y siembran rojas esperanzas,
las echan a volar en gritos libertarios
que atacan como balas a los que están arriba.
Porque la sangre, la traición,
los abusos y las mentiras,
los presos, los desaparecidos,
el miedo y la hipocresía,
no se borran, no se perdonan,
y los ideales de lucha y resistencia
están más vivos que nunca.
...
si no existe la justicia,
hay muertos que no están muertos,
que levantan sus puños
en la primera fila de cada manifestación,
que alzan su voz en cada reclamo,
que brillan en la mirada del pueblo cansado.
El silencio de las tumbas
de quienes mueren luchando
no es silencio,
es ira contenida en cada rostro endurecido,
en cada lágrima desesperada,
en cada cuerpo roto que tirita de frío.
El olvido nunca roza sus palabras,
pues hay quienes con ellas riegan sueños
y siembran rojas esperanzas,
las echan a volar en gritos libertarios
que atacan como balas a los que están arriba.
Porque la sangre, la traición,
los abusos y las mentiras,
los presos, los desaparecidos,
el miedo y la hipocresía,
no se borran, no se perdonan,
y los ideales de lucha y resistencia
están más vivos que nunca.
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